Meditando en la salvación desde el libro de Génesis

Abraham, por el pintor Sieger Köder

Hace unos meses iniciaron los estudios del libro de Génesis en la célula de profesionistas que acompañamos. En septiembre concluimos la gran sección que abarca la historia universal (Génesis 1-11).

Este lunes comenzó el estudio de la segunda parte del libro, donde se relata la historia de los patriarcas. Pudimos reflexionar en el hecho de que más que historia de los patriarcas, o del pueblo de Israel, se trata de la puesta en marcha del plan de Dios para salvar a la humanidad.

Esa promesa hecha a Abraham (Gen. 12:1-3) resuena profundamente a lo largo de toda la Biblia, cumpliéndose paso a paso: Un gran pueblo, una tierra, gran bendición. Hasta llegar al cumplimiento en Cristo: "serán benditas en ti todas las familias de la tierra" (v. 3).

También pudimos meditar en la fe como respuesta a la iniciativa de Dios, pensando en lo que dice Hebreos. Se trata de una confianza profunda en el Dios verdadero, porque su Palabra no falla.

Nosotros hoy, confiamos en Jesucristo, autor y consumador de la fe. Y vivimos tal como Abraham, creyendo lo que el Señor ha prometido. Dice Hebreos que él vivió como extranjero en esa tierra "porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Heb. 11:10)

Haciendo eco de lo que nuestro país atraviesa hoy, reflexionábamos acerca de esos fundamentos o cimientos inestables en los que las personas basan sus vidas. Los cimientos literales de muchas construcciones fallaron. Pero también los cimientos figurados sobre los que se edifica la vida sin Dios, van a fallar tarde o temprano.

Debemos poner nuestra confianza en el único constructor que puede garantizar cimientos y ciudades que permanecen firmes: Jesucristo.